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ENRIQUE GÓMEZ CARRILLO (Ciudad de Guatemala, 1873-París, 1927) es un magnífico ejemplo de que se puede ser un gran escritor y haber caído en el olvido. Junto con Rubén Darío, del que fue muy amigo, puede considerársele uno de los primeros renovadores de la literatura hispánica a finales del siglo XIX, de eso que a ambas orillas del Atlántico se llamó Modernismo y que constituyó nuestra primera vanguardia. Tuvo una vida errabunda y pintoresca de escritor, diplomático y periodista. Se casó tres veces, las tres con mujeres extremadamente interesantes: con la escritora peruana Aurora Cáceres «Evangelina», quien dejó unas curiosas memorias, Mi vida con Gómez Carrillo, en 1906; con la famosa cupletista española Raquel Meller, en 1919 y con la salvadoreña Consuelo Suncín, más tarde viuda de Antoine de Saint-Exupéry, pocos meses de morir, en 1926, y aún corrió la leyenda de que entre sus numerosas amantes estuvo la espía Mata-Hary, sobre la que, al menos, escribió un libro. Sus duelos con otros escritores, su bohemia, sus viajes y, cosa más rara, el haber hecho una regular fortuna gracias a su carrera literaria, que dio incluso para comprarse un castillo francés, adornan suficientemente su biografía, hoy día demasiado olvidada.
Las más de tres mil crónicas que escribió y que le convirtieron en el más conocido y mejor pagado de los periodistas de su tiempo, siguen teniendo interés, aunque no encontrarán fácilmente lectores. Sus relatos, en especial los históricos, un poco a la manera de Flaubert y un tanto decadentistas, como los reunidos en Flores de penitencia también merecerían, sin duda, una revisión, pero son sus libros de viajes lo que constituyen su aportación literaria de más entidad y vigencia. De algún modo, Gómez Carrillo es el Pierre Loti hispánico, con el matiz de que siendo siempre escritor no deja nunca de ser periodista, atento siempre al detalle feliz y curioso que logre hacerse ameno a sus lectores. En un tiempo, el anterior a la Primera Guerra Mundial, en el que cuando los hispanoamericanos viajaban a París y los españoles ni eso, Gómez Carrillo acertó a darnos noticia curiosa de Rusia (La Rusia actual, 1906), Grecia (1908), que publicaremos próximamente en este misma colección, Turquía (Notas de Oriente, 1912), la actual Palestina (Jerusalén y Tierra Santa, 1912) o Egipto (La sonrisa de la esfinge, 1913).
Viaje por la Grecia romántica de Goethe, Byron, Leopardi, Yourcenar...
Crónica del primer viajero hispánico moderno al país del sol naciente
Memorias. El despertar del alma. En plena bohemia. La miseria de Madrid