La publicación del epistolario hasta ahora inédito entre Victoriano Crémer y José García Nieto viene a romper con una idea repetida en la historiografía de la poesía española de posguerra: el enfrentamiento personal entre los directores de Garcilaso y Espadaña, dos de las revistas poéticas más sobresalientes del desolado panorama de los años cuarenta. Desde su aparición, la crítica vio en Espadaña una oposición frontal tanto ideológica como estética a Garcilaso que, consecuentemente, se extendió a sus directores. Sin embargo, en la presente edición encontramos una serie de cartas en las que se muestra el intercambio de libros y de trabajos, la colaboración y la relación claramente amistosa que había entre ambos escritores. En ellas queda patente el deseo de que las revistas que ambos dirigían fueran más una plataforma cultural, un apoyo para los escritores de la época, que una forma de manifestar una ideología diferente. Pese a la insistencia en lo que ambas venían a representar en el complejo crisol de la posguerra –una poesía clasicista y oficialista frente a otra más comprometida y enfrentada al Régimen–, con los años sabemos que los colaboradores de uno y otro bando simultanearon su aparición en ellas.