9 April 2025

ADELANTO EDITORIAL: DUELO AL SOL - 14 DE ABRIL EN LIBRERÍAS

De José Luis García Martín y Abelardo Linares

Compartimos un adelanto de 'Duelo al sol. Una controversia literaria', de José Luis García Martín y Abelardo Linares, que llegará a librerías el próximo 14 de abril.
Un editor y un escritor, Abelardo Linares y José Luis García Martín, que han participado animadamente, durante casi medio siglo en la vida literaria española, debaten en este libro sobre la real o presunta crisis de la cultura contemporánea y su actual relevancia o irrelevancia social.
Es el suyo un diálogo epistolar que no ahorra ironías ni sarcasmos, para regocijo de los lectores, y en el que no faltan algunos intermedios líricos ni cameos de escritores olvidados, como Rafael Leyda, o bien conocidos, como Chesterton.

EN MI VIDA ME HE VISTO EN TAL APRIETO

La verdad, querido Abelardo, es que nada me divierte más que este juego del gato y el ratón en el que los dos contrincantes se creen el gato. Pero yo –con esa falsa vanidad y esa hipocresía verdadera que tan generosamente ves en mí– no tengo ningún inconveniente en reconocer que el único gato eres tú. ¡Y menudos zarpazos das! Tengo el cuerpo acribillado de dialécticos arañazos.
Pero el minúsculo ratoncito –no hay enemigo pequeño– puede tener también sus razones. Copio literalmente tus palabras: «Mi pregunta, por lo tanto, es si tú crees que los poetas veinteañeros de hoy en día tienen ya como maestros a los poetas nacidos entre 1971 y 1985 y si mitifican a la generación novísima como yo, sin ir más lejos, “mitificaba” a Luis Cernuda y a otros poetas del 27». Y te repito mi respuesta: para saber lo que admiran los poetas veinteañeros de hoy lo mejor es preguntárselo a ellos, no a mí. No creo que tengas nada que objetar a eso. Prepara una encuesta y publica los resultados en una de tus revistas. Puedes encargársela a Ricardo Álamo, que seguro que será tan minucioso como en su estudio del plagio (donde, por cierto, me cita reiteradamente: y eso debería haberte puesto ya la mosca tras de la oreja).
Me duele lo que dices en tu último párrafo, admirado Abelardo, yo nunca pretendería reírme de ti, sino reírme contigo. O jugar contigo al gato y al ratón, dejándote a ti el mejor papel, el del gato. Por cierto, que consideraras mío un poema ajeno o que lo consideraras una simple imitación de Luis Alberto de Cuenca, quizá dice poco de mí, pero sin duda mucho de Núñez de Arce, que ante una mirada tan experta como la tuya puede pasar por un poeta actual.
Tampoco te has dado cuenta de que, al citar la respuesta de Juan Andrés García Román en una entrevista, lo único que pretendía era burlarme un poco de la capacidad crítica de dicho poeta. No reírme de él, aunque pudiera parecerlo.
Y ninguna humorada hay en lo que digo de Rodrigo Olay o de la devoción de los estudiosos universitarios –Pablo Núñez y Ricardo Virtanen son los más recientes– por Luis Alberto de Cuenca. Tú has editado varias ediciones anotadas de Olay sobre la poesía de Juaristi (y en las revistas Clarín y Anáfora le ha dedicado varios artículos), no podrás negar que, si como ensayista no, como poeta le estudia con el mismo fervor que a Feijoo, a cuya poesía dedicó la tesis doctoral.
Y en cuanto al asunto de Fernando Ortiz, al que vi pocas veces, pero con el que intercambié un tiempo abundante correspondencia, no olvides que soy un poco tahúr y que puedo guardar una carta en la manga. De lo que no tengo ninguna duda es que su primer libro, Primera despedida, debe más a tu pericia métrica y buen conocimiento (entonces) de la tradición que el tuyo a la suya. Pero él decía –y alguna vez, en carta particular, quizá escribió– otra cosa y a mí me gusta pincharte, haciendo de gato, cuando todo el mundo sabe que solo soy un humilde ratón.
Termino contestando a la pregunta con la que titulas tu atinada réplica. ¿Me pones en un apuro con tus palabras o en un aprieto? Pues te respondo lo que Lope a Violante cuando le pidió que escribiera un soneto: «en mi vida me he visto en tal aprieto». Parece que el bueno de Lope a hipocresía no me ganaba.

José Luis García Martín




EL RATÓN QUE QUERÍA ARAÑAR COMO UN GATO


José Luis, primero me cuentas que nada te divierte más que las cosas que nos estamos diciendo: «este juego del gato y el ratón en el que los dos contrincantes se creen el gato»; pero terminas lamentándote, quince líneas más abajo: «Me duele lo que dices en tu último párrafo, admirado Abelardo».
Me parece que nada de todo ese placer y ese dolor es cierto, sino puras salvas retóricas y literatura «de recuelo». Yo no creo que seamos un gato y un ratón (o dos ratones) jugando al gato y al ratón, sino que yo juego a discutir sobre literatura y tú a darme gato por liebre, ya que, hasta este momento, ni has aportado asuntos para su discusión ni te has tomado en serio el responder a nada de lo que yo he propuesto.
Me parece estupendo que quieras sentirte ratón, pero entonces haz el favor de morder como un ratón, aunque tus mordiscos sean pequeños, es decir, de ratón y deja de intentar arañar como un gato.
Aprovechando tu no pedida confesión de que te identificas con la especie ratonil, es decir, roedora, te adjunto un pequeño fragmento de un libro de José Ingenieros, publicado cuando él era un joven de 35 años, El hombre mediocre, que voy a reeditar en los próximos meses. Aunque supongo que muy pocos poetas jóvenes (de esa joven multitud poética que ya ha saltado y asaltado el módico olimpo de la wikipedia con sus propias manos) lo habrán leído, la verdad es que habla mucho de ellos y de nosotros. El fragmento pertenece al capitulillo titulado Los roedores de la gloria y creo que también le interesará a todos aquellos poetas a los que les hayas dedicado un mínimo de tres reseñas a lo largo de tu carrera.
Luego continuaremos preguntándonos qué cantan los poetas de ahora.

Abelardo Linares