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Prólogo de Pablo Núñez Díaz.
Jugar con fuego es una revista dedicada exclusivamente a la creación poética y a los estudios de poesía. Jugar con fuego es obra de un equipo coherente, con ideas propias y total independencia. Jugar con fuego no practica el eclecticismo al uso ni publica colaboraciones no solicitadas. Jugar con fuego ha publicado estudios sobre la obra poética de Francisco Brines, Julia Uceda, Ángel Crespo, Claudio Rodríguez, José Agustín Goytisolo, Carlos Sahagún, José María Valverde, María Victoria Atencia y José Ángel Valente. Jugar con fuego ha sido juzgada por Ángel González de la siguiente manera: «Es raro encontrar entre nosotros tanto rigor, inteligencia e independencia de criterios. Uno ya había perdido la costumbre y casi la esperanza de leer una crítica informativa de primera mano, orientadora e inteligente, que se salga de las normas comunes del amiguismo o del ataque bilioso e interesado». Al dorso de los boletines de suscripción a la revista Jugar con fuego (1975-1981), editada y dirigida por José Luis García Martín, figuraban las anteriores declaraciones, que nada tienen de hiperbólicas, contra lo que suele ser habitual. No se decía en ellas que los dos críticos que firmaban todas las reseñas, Alfonso Sanz Echevarría y Bernardo Delgado, eran en realidad una sola persona, su director, ni que entre los colaboradores, junto a los nombres más destacados de la generación del cincuenta y de la siguiente (Antonio Colinas, Jaime Siles, Fernando Ortiz, Luis Antonio de Villena), figuraba un amplio equipo de heterónimos; tampoco se mencionaba el gusto por la parodia y el apócrifo. Cuarenta años después, Jugar con fuego puede considerarse como una de las revistas de poesía más singulares de su tiempo y como una obra literaria en sí misma, un experimento literario que solo en esta edición facsímil puede ser apreciado en toda su excepcional dimensión.