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Edición de Carlos García.
Tras el auspicioso asentamiento de Grecia en Madrid, 1920 parecía un buen año para el Ultraísmo. Sin embargo, tras la ruptura de Isaac del Vando Villar con Vicente Huidobro, se tornó evidente que el grupo surgido al amparo de Rafael Cansinos Assens se había fracturado irremediablemente. Síntoma de esa crisis conceptual (y económica) fue Reflector, de la que sólo apareció un número a comienzos de diciembre de 1920. En su esclarecedora introducción, Carlos García demuestra, por un lado, que el surgimiento de Reflector comenzó a planearse mucho antes de lo que hasta ahora se había supuesto y que se preveían una o dos entregas más para el año 1921. Por otro lado, García replantea la pregunta acerca de quién fue el verdadero director de la revista. Se atribuye ese papel a José de Ciria y Escalante, pero el grupo que la gestionó constaba, en realidad, de tres personas, con diferentes potestades: Ciria, Guillermo de Torre y, en menor medida, Isaac del Vando Villar. En ese trío, el actor principal fue Guillermo de Torre, quien la dirigió conceptualmente. «Aquello que diferenciaba a Reflector de las demás publicaciones ultraístas era el comienzo de una apertura hacia otras zonas, hacia los antecesores inmediatos que hasta entonces habíamos considerado como inconciliables». Guillermo de Torre, Historia de las literaturas de vanguardia