Menú
- inicio
- Catálogo
- Poesía y Teatro
- Historia y Memorias
- Narrativa y Ensayo
- Bibliotecas de autor
- Ulises
- Revistas
- mas vendidos
- Autores
- Prensa
- Comunidad
- Nosotros
- Digitalización
Edición de Marieta Cantos Casenave.
La proclamación de la libertad de imprenta, el 10 de noviembre de 1810, fue un triunfo de los liberales, pero también estimuló a los absolutistas a batallar por el control de la opinión pública, mediante el uso de la prensa, empleada, hasta entonces, por los partidarios de las reformas para difundir las nuevas ideas. En ese contexto, la iglesia comprendió que el púlpito y el confesionario ya no eran suficientes para dominar al pueblo, por lo que recurrieron, como había ocurrido en Francia, a la publicación de obras polémicas –caricaturas, folletos satíricos y diccionarios– que discutían los usos y voces de la Revolución y de la Contra-revolución. Surgen así en España un sinfín de publicaciones que buscaban combatir las ideas de los «filósofos», al tiempo que desvelar el modo en que las nuevas prácticas socio-políticas se trasladaban al lenguaje. El objetivo del autor del Diccionario razonado manual era mostrar cómo ese lenguaje pretendía enmascarar la naturalización de las ideas revolucionarias, por eso redactó un vocabulario polémico-satírico que permitiera reconocer esas voces nuevas que trataban de introducir de contrabando el «venenoso filosofismo». La presente edición, además de contextualizar el Diccionario razonado en el polémico debate, señala otras fuentes caricaturescas, satíricas y polémicas con las que el autor trató de provocar la burla, avivar el temor, azuzar el odio y, tal vez, la venganza, hasta convertir la obra en pura provocación.