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Luis Pancorbo empieza su periplo en el delta del Volga, el gran río ruso que desemboca en el Caspio. Un lugar donde florecen los lotos y vuelan los cisnes salvajes. Pero su viaje le ha llevado en los dos últimos años a un pormenorizado recorrido por todos los países ribereños del Mar Caspio, es decir, cinco repúblicas independientes (Rusia, Irán, Azerbaiyán, Turkmenistán y Kazajistán), y dos repúblicas autónomas (Calmuquia y Daguestán) dentro de la Federación Rusa. Todo un mosaico de pueblos, culturas, y paisaies, desde las estepas kazajas o los desiertos turcomanos que van a morir en un mar de petróleo, como el Caspio. Cuna también de los esturiones que han dado fama al mejor caviar, aunque ahora haya más de estos peces en las granjas. Mar fronterizo asimismo donde confluyeron los mitos y las religiones orientales y occidentales. El fuego de Zaratustra hoy es evocado en un monte junto a Bakú, la capital azerí, donde se quema día y noche gas natural. En Calmuquia, donde la mayoría es budista, adoran las salchichas de carne de caballo.