En una encrucijada, donde un semáforo cambia de color como las circunstancias de la vida, se cruzan calles y destinos. Cuatro historias, aparentemente inconexas, se unen con una sutil trama y se encajan en un puzle, que a modo de fresco de la suerte, las incorpora a todas. Una chica sensual y traviesa trastorna la vida de un tímido joven en una trágicocómica y camaleónica relación. Un inventor parado y enamorado dialoga con el lector proponiendo sus estrambóticos hallazgos. Dos ancianas, rencillosas cuñadas, con un perro que "cambia de color"; quedan ligadas a las peripecias de un niño con un padre todavía infantil. Un tierno inmigrante y una prostituta se inventan la supervivencia en las aceras opuestas del mismo semáforo. El demiurgo se encarna en la cartera del barrio: la titiritera que mueve el hilo de los eventos en un enlace sugerente y divertido. Con un estilo muy cinematográfico y cautivador, el autor nos guía a través de un carrusel de emociones que no nos deja de sorprender y conmover. Y como a menudo ocurre en la realidad cotidiana, los personajes se rozan sin conocerse y sin saber que esos encuentros casuales cambiarán el curso de sus vidas. Porque hay un lugar, una especie de encrucijada, donde el destino baraja las cartas para todos y vuelve a poner en juego la existencia.