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Prólogo de Francisco Umbral.
La verbena, mi primer hijo literario, vino al mundo sin pedir permiso, casi de penalti, y con la suerte de cara. Suerte, por llegar a las manos idóneas en el país adecuado en el momento preciso. Y suerte por la acogida del público, sobre todo de tantas españolas que se vieron reflejadas en algunas de mis páginas y las hicieron suyas. Esto, para mí, fue y sigue siendo su mejor atributo. Teresa Marquina «Se trata de una escritura femenina, una forma de escribir muy suelta y espontánea, nada académica, muy inteligente, muy irónica y muy vivaz. Y sobre todo muy personal, lo que la hace llamativa. Como dice un amigo mío: lo importante es que la literatura esté entreverada, como el jamón. Como lo está en este libro a través de sus tiempos. El arte es un puente entre el artista y el público, y este libro es un puente entre Teresa y sus seres queridos». Andrés Amorós «De una obra reducida, lamentablemente mucho más reducida de lo que su indudable talento y su fina y penetrante agudeza han merecido en todo momento, Teresa Marquina protagonizó una feliz y celebrada entrada en la literatura en lengua española a la publicación de su primera novela, La verbena, de carácter autobiográfico. Un tono lúcido e inteligente, bañado sin cesar de un humor sutil y de un divertido desenfado nada corriente si lo comparamos a la literatura intimista y dolorida muchas veces escrita por mujeres, da cuenta a cada paso, a cada página, a cada metáfora o escena iluminada por destellos fulminantes y sorprendentes, de la voz única, muy personal, de la buena escritora que es siempre Teresa Marquina». Mercedes Monmany