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Josefina Blanco, la actriz que fue niña prodigio, se retiró de las tablas después de casarse con Valle-Inclán, ya que lo más importante de su existencia era la obra de su marido. Años más tarde, representada por la abogada Clara Campoamor, incoaba una demanda de separación matrimonial: «Entregué mis ilusiones a cambio de su prestigio y, que yo sepa, ¡aún no me lo ha pagado!». ¿Cómo fue la relación entre el escritor y la actriz? ¿Qué ocasionó el despecho de Josefina? Durante un tiempo, ella había compartido los sueños de su marido e incluso imaginó que eran los fundadores de una saga en un pazo, como en las novelas que él escribía. Valle-Inclán proclamaba que un matrimonio perfecto era «aquel en que la mujer acepta íntegramente la interpretación del marido para toda cuestión política y literaria». En 1932, cuando Josefina decidió separarse, advirtió que, al principio, había compartido su vida con un hombre, después con un genio y, finalmente, con una máscara. «He vivido la vida de otros. Me ocupé de los demás para olvidarme de mí misma, pero los genios no están obligados a tener gratitud». Josefina Blanco